Por: Marcos Reyes – La hípica guatemalteca dió por terminada sus temporadas 2020 desarrolladas en los dos hipódromos localizados en la costa sur del territorio guatemalteco. A pesar de que el país fue azotado por la pandemia, la tradición de las carreras de caballos en Guatemala, los fanáticos de la hípica chapina creyeron que se iba a interrumpir debido a las restricciones interpuestas por autoridades locales. Pero no fue así, las carreras se llevaron a cabo con el debido control sanitario apegado a los protocolos puestos por el ministerio de salud.

Nuestras dos temporadas más importantes fueron un éxito, debido a que vivimos y gozamos de cada una de las competencias de esos titanes que se rifaron el físico en las arenas de nuestros hipódromos donde el aficionado vivió muy de cerca la alegría de las victorias y la agonía de las derrotas de cada una de las cuadras participantes, viendo el desempeño de sus equinos que defendían sus colores oriundos de sus propias cuadras.

Fueron 44 carreras que se vivieron a lo largo de la temporada, donde sobresalen los Clásicos de Velocidad y de Distancia. El importado Espartano (Lutsk), macho colorado de seis años conducido por el panameño Marcos Calderón se adjudicó el Clásico de Distancia en el Hipódromo Ricardo Muñoz Galvez mientras que la también importada My Sweet Candy (Mexican Flirt), hembra colorada de cuatro años de edad conducida por el mexicano Vicente Flores el Clásico de Velocidad.

Lomelí se adjudicó el Clásico de Velocidad en el Hipódromo de Santa Lucia Cotzumalguapa. Jumar yegua colorada de siete años conducida por el panameño Marcos Calderón se adjudicó el Clásico de Velocidad en el Hipódromo Armando Fajardo Rodriguez de La Democracia y A Little Liaison con Vicente Flores el Clásico de la distancia.